Cabello graso
El cabello graso aparece sucio, grasiento, oleoso, brillante y, en muchos casos, tiene un olor desagradable. A menudo, las personas que tienen el cabello graso presentan otras áreas de la piel (nariz, frente, mentón) muy grasas (llamada cutis "seborreica").
La presencia de granos, poros dilatados y problemas de acné, podrían ser ulteriores síntomas presentes en pacientes con problemas de cabello y cuero cabelludo grasos. En el cuero cabelludo de estos pacientes, se puede encontrar caspa grasa, astillas blanquecinas o semi amarillentas constituidas de piel muerta. Además, suelen presentar picor y dolor localizado en el cuero cabelludo. Esta sintomatología es provocada por la tipología y excesiva cantidad de grasa que acaba por obstruir los folículos impidiendo, de esta manera, el crecimiento de cabello sano. La excesiva producción de sebo hace que el cutis sea graso y el cabello grasiento, aceitoso y pegajoso. Este sebo, a través de los folículos pilosos, se derrama en el cuero cabelludo, rodeando también el tallo del cabello.
Los ácidos grasos, glicéridos y ésteres de la cera son los componentes principales del sebo. Al derramarse en la cutis, se mezcla con los detritos celulares, grasas derivadas de la epidermis y con el sudor producido por las glándulas sudoríparas. Además, la composición del sebo depende de otros factores, como medicamentos, hormonas y alimentación.
Las hormonas andrógenas son muy importantes, ya que son responsables de la cantidad y calidad de la secreción sebácea tanto en el hombre como en la mujer. El sebo tiene la función de favorecer la hidratación cutánea, de lubricar e impermeabilizar el tallo del cabello haciéndolo más fuerte, resistente y agradable desde el punto de vista estético, de construir una película o una capa hidrolipídica que protege el cutis de los agentes externos como el sol, el frio y las bacterias.
En caso se hipersecreción sebácea (seborrea) las funciones del sebo se alteran y el equilibrio hidrolipídico se desajusta, poniendo en peligro la salud del cabello y provocando, como consecuencia, problemas al cabello y al cuero cabelludo. La dermatitis seborreica, cuyos síntomas son picor e irritación del cuero cabelludo, es un posible resultado de la presencia de sebo en exceso que puede convertirse en alopecia seborreica. La seborrea es un problema de tipo estético o higiénico. La excesiva producción de grasa y su calidad puede, con el paso de tiempo, dañar y estropear el cabello hasta llevar a su caída.
La grasa contiene toxinas y residuos producidos o introducidos en nuestro organismo. Existen dos tipologías de sebo: el sebo graso y el sebo oleoso. El sebo graso es denso y entra en el cutis haciendo que sea graso. El sebo oleoso es más líquido y se distribuye fácilmente en el cabello haciendo que sea grasiento y sucio.
El problema del cabello graso está relacionado no solo con una exagerada producción de sebo graso (seborrea grasa), pero también a su excesiva licuefacción y transformación en sebo oleoso. Al ser este último más fluido se sitúa en el tallo del cabello.
La predisposición genética influye en la producción excesiva de grasa. De hecho, la actividad de las glándulas sebáceas se controla a nivel hormonal.
Entre las causas del cabello graso (causas endógenas y exógenas) se encuentran: estrés, factores nerviosos, desequilibrios hormonales, trastornos de tipo digestivo, autointoxicación y trastornos del recambio (alimentación). Otra causa del cabello graso es la hiperhidrosis del cuero cabelludo, es decir, la excesiva sudoración del cutis del cabello. La hiperhidrosis determina la disolución del sebo, ya que el agua expulsada por las glándulas sudoríparas se mezcla con el sebo haciéndolo aún más graso y oleoso. Normalmente la hiperhidrosis no se asocia a piel de la cara grasa o a cutis grasienta.
El uso de champús anti-seborreico equivocados, u otros productos desengrasantes demasiados agresivos pueden ser definidos como potenciales causas de cabello graso, ya que su uso puede llevar a una excesiva producción de sebo que empeora el problema.
Algunos trucos y el uso de un tratamiento adecuado para el cabello pueden ayudar a reducir la excesiva producción de sebo.
Es necesario aumentar la frecuencia del lavado (no más de uno al día en los casos más difíciles), puesto que permite librar al cutis de un exceso de sebo, dejando “respirar” el cabello.
Es fundamental utilizar un champú delicado con acción sebo-equilibradira que contenga derivados de la cisteína, vitaminas del grupo B o Pantenol, sustancias que ayudan a evitar retirar demasiada grasa del cutis haciendo que se quede sin su protección natural.
Es importante asociar una mascarilla con efecto astringente y propiedades antibacterianas y antisépticas para “secar” el cutis y purificarlo eliminando residuos y bacterias.
No se debe secare el pelo a temperaturas elevadas o acercando demasiado el secador al cutis porque, de esta manera, se fluidifica el sebo, aumentando su producción.
Es necesario evitar largos masajes en el cuero cabelludo que pueden estimular las glándulas sebáceas y producir sebo.
Otro remedio, para el que no faltan contraindicaciones, es el uso de finasterida para contener la acción de la dihidrotestosterona responsable no solamente del exceso de sebo, sino también de la caída del cabello.
Existen también tratamientos capilares de última generación que actúan en profundidad en el cutis influyendo en la actividad de los folículos. Además, los tratamientos láser mejoran la vascularización cutánea obstaculuzada por la presión que el sebo en exceso ejerce a nivel folicular. En conclusión, hace falta recordar que el cabello graso no es solo un problema estético, sino el síntoma de una anomalía del cutis que puede dañar el cabello, aumentando su caída.