Folículos y bulbos pilosos
El folículo piloso es una formación de origen epidérmica, hundida en la dermis y formada por pelo y sus revestimientos.
La formación de los folículos pilosos es precoz. Empiezan a aparecer alrededor del segundo mes de gestación. Dichos folículos seguirán formándose durante toda la gestación. De hecho, en el nacimiento, el niño tendrá todo el conjunto de folículos del que está provisto genéticamente y, a partir de este momento en adelante y después no se formarán más de los otros.
El folículo piloso se hunde en la piel, siguiendo una cierta inclinación. Por este motivo, nuestros pelos normalmente no están rectos, sino ligeramente inclinados.
La porción que sobresale de la piel, visible y externa al folículo, se llama asta, estela o tallo del pelo (el grosor medio en el adulto es de 65-78 micras). Sin embargo, la parte interna del folículo, situada entre el orificio del folículo y la unión inferior del músculo erector del pelo, se conoce con el nombre de raíz. Ésta, normalmente no visible, está “inmersa” en la piel y está rodeada por diferentes recubrimientos.
Detrás de la glándula sebácea, que versa su contenido en el folículo piloso, se encuentra un pequeño músculo, llamado músculo erector del pelo. Dicha capa de fibras musculares está insertada, por un lado, en el folículo y, por el otro, en la dermis más superficial o adventicia, donde continúa abriéndose en forma de abanico. El músculo erector se activa como respuesta al frío o después de una sensación de miedo. Cuando se contrae, hace que el tallo del pelo se levante, haciendo que se arrugue la piel entorno al folículo, que se levanta de forma visible originando la llamada “piel de gallina”.
Una porción todavía más profunda, alojada en la porción inferior de la parte profunda del folículo piloso, donde se inserta la papila dérmica rica en vasos sanguíneos y terminales nerviosos, se llama bulbo. Ésta contiene, en la parte inferior (“el pavimento”) dos o tres filas de células superpuestas de rápida reproducción que constituyen la madre (originadas por el revestimiento epitelial externo del folículo). Dentro del bulbo está presente en el pelo, envuelto por el revestimiento epitelial interno, a su vez, rodeada por el revestimiento epitelial externo. Todo ello, es envuelto por una especie de membrana de naturaleza conectora; es decir, formada por fibras.
Es necesario resaltar que el bulbo, en la parte inferior, está estructurado para acoger la llamada papila dérmica, una estructura altamente vasculizada que aporta los elementos indispensable para su actividad. La función del bulbo es asegurar la germinación y la proliferación del cabello; por tanto, tiene la función de nutrirlo.
Un bulbo sano es redondeado y su diámetro es bastante más largo que el del tallo del cabello.
Cada pelo está rodeado de una rica inervación nerviosa.
El eje del pelo tiene un diámetro de, aproximadamente, 70-100 μm y está formado por tres extractos contiguos llamados, desde dentro hacia fuera, médula, corteza y cutícula.
La médula, ausente en los pelos más finos, está formada por células muy grandes y con grandes espacios intersticiales llenos de aire (que pueden influir en el color del pelo).
La corteza es la parte principal y está formada por más extractos de células muertas (es decir, sin núcleo ni orgánulos) y aplanadas, muy similar a las presentes en el extracto córneo de la epidermis. Estas células presenta pigmentación, gracias a la presencia de malanocitos localizados en el bulbo.
La porción más externa, conocida como cutícula, está formada por un único extracto de células, muy finas y transparentes (ya que no contienen pigmentación). Estas células están dispuestas como las tejas de un tejado y su función es proteger la corteza de abajo. En el microscopio, se presentan como pequeñas astillas, cuyo margen libre está dirigido hacia el exterior. En la raíz del pelo, incluso el extracto más interno del folículo, presenta células dispuestas como las tejas de un tejado, pero de manera opuesta; es decir, con el margen libre dirigido hacia abajo. Gracias a su particularidad anatómica, las células de la cutícula se encajan con las de la pared del folículo, mejorando el anclaje del pelo en su interior.
Las células de la parte más baja del bulbo, que rodean la papila dérmica, se denominan células madre del pelo. Se trata de grupos de células indiferenciadas, capaces de dividirse activamente por mitosis. Las nuevas células que originan de esta división, se separan, participando en la formación de los tres extratos del pelo o del revestimiento epitelial interno, a su vez, compuesto por tres extractos. El bulbo contiene diferentes grupos de células especializadas en la germinación y proliferación del pelo.
El revestimiento epitelial interno tiene la función de formar el eje del pelo; es decir, formar una especia de estuche rígido donde el pelo crece y se alarga. Dicha rigidez se debe a la presencia de queratina.
El revestimiento epitelial externo está formado por la epidermis, que se hunde en la dermis y está formada por varios extractos de células con función de soporte.
Todavía más hacia el exterior, la membrana conectora está formada por fibras de colágeno (que aportan una cierta robustez al folículo). Su función es soporte y contiene tanto vasos como nervios.
Estructuralmente en el folículo piloso, desde el exterior hacia el interior, se reconocen: el revestimiento conector (rico en terminaciones nerviosas y formado por extractos concentrados y longitudinales de fibras colágenas con numerosos fibroblastos); la membrana vítrea (continuación directa de la membrana basal cutánea); el revestimiento epitelial externo (continuación directa de los extractos más profundos de la epidermis que profundizan, siguiendo la membrana vítrea); el revestimiento epitelial interno, formado por tres extractos de células que se originan, como los del pelo, por las células madre.