Pérdida de cabello (Efluvio Telógeno)
El término Efluvio Telógeno fue introducido por primera vez por Kligman (*) en 1961 para indicar una caída del cabello de origen benigna y aguda que se produce por estrés de diferente tipo, intenso y breve. Sucesivamente, Rebora (**) introdujo el concepto de Efluvio Telógeno crónico
El Efluvio Telógeno puede ser de dos tipos: agudo o crónico.
En el agudo, la caída de cabello es imprevista y muy intensa, como consecuencia de un estrés que puede ser breve y muy violento (cuyas causas pueden ser accidentes de tráfico, muerte de un familiar, intervenciones quirúrgicas, fiebre elevada, partos difíciles, etc.) que, bloqueando la mitosis celular de la matriz, hace que el cabello pase de la fase anágena a la telógena.
El fenómeno dura normalmente de dos a tres meses (el tiempo necesario para que el cabello, que se ha refugiado en la fase telógena, se caiga) y se suele resolver espontáneamente con la “vuelta” a la fase anágena del cabello caído.
En el crónico, la etiología “estresante” es mucho más suave (cuyas causas pueden ser problemas de adaptación, estados de ansiedad, suministro crónico de algunos fármacos, dietas inadecuadas, enfermedades debilitadoras crónicas, etc.) y se asiste a una caída de cabello muy alta que puede durar meses o años, sin ninguna variación estacional, sin remisión espontánea. En este caso, con el paso del tiempo, se asiste a una hipotriquia difusa que presente diversos grados de gravedad.
La distinción entre efluvio telógeno y alopecia areata, fácil en el plano clínico, es sin embargo muy difícil y difusa en el plano nosológico, aunque en el primer caso el cabello se cae en la fase telógena y, en el otro, en la fase anágena distrófica.
Por tanto, el efluvio telógeno es un fenómeno que se caracteriza por una excesiva caída de cabello (cientos y, en ocasiones, miles) en fase telógena. El efluvio telógeno descrito por Kligman (*) resulta ser un hecho agudo que sigue un episodio importante desde el punto de vista emotivo. Los pacientes con efluvio telógeno se suelen quejar de una sensación de dolor, picor y pinchazos en el cuero cabelludo.
La causa de esta sensación aún no está clara (muchos le atribuyen una naturaleza neurótica o psicológica). La estructura de estos cabellos vista con un microscopio electrónico resulta muy similar a la de cabellos normales (terminales), con cabellos “maduros” en fase telógena y sin elementos de involución (no hay vellus).
Casi siempre lo que causa el efluvio telógeno de tipo agudo es un hecho “estresante” muy fuerte y muy breve que afecta a los cabellos que se encuentran en la subfase anágena 6 haciendo que se detengan en la fase telógena.
Este fenómeno puede afectar a muchos cabellos (hasta el 85 %, es decir, todos los anágenos 6), provocando una caída de tipo difuso que comienza tras 12-15 semanas para durar aproximadamente tres meses (es decir, la duración de la fase telógena). Al final, la caída del cabello se detiene de manera natural y espontánea, provocando así el crecimiento del cabello de nuevo.
Durante la fase de efluvio, la relación entre cabello en fase anágena y cabello en fase telógena (mostrada por el tricograma) se modifica mucho: Al menos un 25 % y hasta el 85 % del cabello se encuentra en este periodo en fase telógena. El recuento de los cabellos caídos (llamado Wash test) alcanza los 600-1000 cabellos e incluso más. Introduciendo los dedos entre los cabellos del paciente y tirando de ellos suave y delicadamente (llamado Pull test) se pueden contar, en ocasiones, cientos de cabellos que se quedan entre los dedos. Los análisis de sangre, en la mayor parte de los casos, son poco útiles. Si esta fase de efluvio se produce en las formas posinfectivas, los análisis hematoquímicos muestran un aumento del número de linfocitos superior al 33 % con un número máximo de 4500 linfocitos/ml.
Con el paso del tiempo, puede aparecer una hipotriquia más o menos acentuada.
La única terapia eficaz del efluvio telógeno agudo es alejarse de la causa o las causas que lo provocan.
Es de gran importancia que el médico prescriba al paciente muy deprimido y preocupado una cura para tranquilizarlo, demostrarle así su interés y dejar pasar el tiempo necesario para que la fase de efluvio pase de forma totalmente natural.
Entre los fármacos prescritos, los que funcionan bien son los corticoides. En las formas más leves, se prescribe la aplicación local de un derivado no halogenado de la hidrocortisona (como la hidrocortisona butirato). No obstante, en su forma más grave, se suele prescribir una inyección intramuscular cada 7-10 días de metilprednisolona de 40 mg para unos tres ciclos. Casi siempre los resultados sobrevienen rápidamente, bloqueando el efluvio y provocando una veloz renovación del anágeno de los folículos.
Entre las causas más frecuentes de efluvio crónico reconocemos las siguientes: parto y lactancia, colagenopatías, estrés agudo físico o psicológico, envenenamiento, trastornos endocrinos, enfermedades febriles, lutos, intervenciones quirúrgicas y hemorragias, enfermedades infecciosas crónicas, estados carenciales, situaciones neuróticas o depresivas, uso o abuso crónico de fármacos, anorexia, etc.
En muchos pacientes con efluvio telógeno, podemos identificar una leucopenia (necesaria la búsqueda de anticuerpos antinucleares), colagenopatías autoinmunes o lupus eritematoso sitémico. Sobre todo en mujeres con efluvio telógeno, podemos detectar sideropenia y falta de otros oligoelementos (en particular, magnesio y zinc) muy importantes en la fisiología del cabello.
La disminución o falta de minerales y electrolitos (como hierro, magnesio, zinc, calcio, sodio o potasio) debe analizarse y, si es necesario, corregirse e integrarse.
Entre las causas más frecuentes de efluvio telógeno, podemos recordar las siguientes: donaciones de sangre frecuentes, enfermedades psíquicas graves, enfermedades sistémicas crónicas (de tipo infeccioso, metabólico o neoplástico), distiroidismos y uso crónico de fármacos (retinoides, interferones, alopurinol, anticonvulsionantes, antitiroideos, betabloqueantes, eparina, litio, dicumarólicos, vitamina A, algunos contraceptivos orales).
En algunos casos, tras la intervención quirúrgica de autotrasplante de cabello se asiste a un efluvio telógeno por estrés quirúrgico que provoca la caída temporal del cabello incluso en las zonas no tratadas quirúrgicamente, hecho que genera un notable estado de ansiedad en los pacientes. El cabello vuelve a crecer, en la mayor parte de los casos, en un periodo variable de entre tres y doce meses.
Referencias bibliográficas:
(*) Kligman A.M., Why do nails grow out instead of up?, Arch Dermatol., 1961 Aug; 84:313-15.
(**) Rebora A., Telogen effluvium: an etiopathogenetic theory., Int J Dermatol., 1993 May; 32(5):339-340.